EL LEÓN HONORABLE
Cuando realizamos la tarea de descubrir y conquistar candidatos de nuestras comunidades para que ingresen a nuestra organización CLUB DE LEONES, debemos pensar que ellos son las simientes que estamos sembrando para que hagan florecer un futuro brillante en nuestros clubes.
Quienes se han incorporado por un llamado o invitación a un club de Leones, aceptan llevados por las ansias de contribuir al consuelo de los necesitados, a tratar de que los males que nos rodean sean más llevaderos. Es su corazón el que debe motivarlo; su AMOR AL PRÓJIMO el motor que haga positivo su accionar. Es esto y nada más que esto lo que principalmente debe motivar el accionar del nuevo León.
Por eso es preciso recordar que el futuro León, debe ser un “león honorable”, poseedor de una cultura general, de valores suficientes como para permitirle evaluar sus obligaciones hacia la colectividad y hacia el prójimo que está necesitado de sus servicios. Entiéndase bien que no debe tratarse de una cultura universitaria principalmente, sino de la escuela de la vida y de las enseñanzas adquiridas en las aulas; porque la enseñanza que nos proporciona la vida, con sus diarios cambios y situaciones, es algo que reviste una categoría tal que nadie puede negarla válidamente.
En la enseñanza diaria de la vida aprendemos a desarrollarnos, a comprendernos, a respetarnos, pero más que nada aprendemos a comprender y a respetar a los demás; a entender y comprender de esta manera, las reales necesidades de nuestros semejantes, que nos aparecerán más claras si efectuamos una comparación con las nuestras. Esta cultura de la vida, de la comprensión, del amor al prójimo, no importa donde haya sido adquirida, porque abre al León las puertas de su conciencia y pone delante de sus ojos la circunstancia de que «algo no está bien» y esa cultura solo es propia de un “león honorable”.
Los nuevos leones, “leones honorables”, entonces, contribuirán más a la organización si son tratados como miembros responsables y valiosos; si esos hombres o mujeres que tienen éxito en sus diferentes profesiones y actividades, son los que formarán parte de nuestros Clubes de Leones, otra sería la realidad que analizaríamos en este momento.
Hasta cuando no revisemos los criterios de selección de nuevos Leones, hasta cuando no hagamos funcionar debidamente el trabajo de los Comités de Afiliación (que debería incluir una discreta consulta en los ambientes donde el candidato desarrolla su actividad) y utilicemos sin vueltas el recurso del filtro en nuestra Organización, no conseguiremos los “leones honorables” a que aspiramos en los clubes, ni tendremos Clubes sólidos y representativos en la Comunidad.
Los “leones honorables”, leones de Calidad, la Clave del Futuro, los que mantendrán la calidad humana de quienes integramos un Club, para ofrecer una alta calidad de servicios, tienen conciencia del compromiso adquirido, conocen la Misión, el Código de Ética y los objetivos del leonismo. El “león honorable” conoce ampliamente el compromiso financiero y no ingresa a un club realizando actividades de recaudo para pagar esos compromisos; el “león honorable” paga puntualmente sus cuotas, no necesita un “tesorero chepito” que en cada reunión le recuerde su compromiso financiero y mucho menos una llamada telefónica o una visita. El “león honorable” no se ausenta del club porque no ha cumplido con este compromiso. El “león honorable”, no deserta silenciosamente para no pagar su deuda con la asociación. El “león honorable” es fiel y persevera sin adulaciones; se capacita en cada espacio que le brinda la organización; no reniega de las convocatorias para tal fin, y mucho menos menosprecia a los líderes que gustosamente le llevan la capacitación para un crecer como león.
Nuestras Comunidades esperan de cada uno de nosotros una conducta honesta y ética, que se define por: la Integridad, Responsabilidad, Trabajo en Equipo y Perseverancia.
Cuando en nuestros clubes abundan leones no honorables, conducen a los clubes a la desaparición; allí no hay cabida para un liderazgo porque toca luchar en contra de la irresponsabilidad, del incumplimiento a la promesa hecha el día de su juramentación y luchar contra los anti valores de un adulto, es arar en el desierto, y no es el propósito de nuestra asociación.
Es tiempo de re descubrir que formamos parte de una organización destinada a la promoción humana, en toda la amplitud del término; que debe servir al hombre no solo en lo material, sino en lo que hace a sus valores como persona y como miembro de una comunidad y de un país. Y en honor a esta premisa, a ser “leones honorables” los exhorto, compañeros leones de mi distrito F4, a continuar evidenciando y manteniendo nuestra ética como legado de nuestra asociación.
Cecilia Montero Olivella
GMT DF4 2018 – 2019